jueves, diciembre 30, 2010

CASTIGO PARA LOS RESPONSABLES DEL OPROBIO

TOMADO DE REBELION
30-12-2010

Entrevista a Jean Ziegler, Diplomático internacional en la ONU y autor del ensayo "El odio a Occidente"
“Es preciso un Núremberg de los especuladores"



Jean Ziegler. Escritor. Diplomático internacional en la ONU, publica el ensayo ‘El odio a Occidente’, una crítica al sistema capitalista dominado por Europa y EEUU.
Que nadie se deje engañar por su muy oficial cargo de miembro del Comité Consultivo del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Tras sus gafas de pasta de profesor de universidad, el suizo Jean Ziegler (Thoune, 1934) es un revolucionario. Le gusta provocar y gritar lo que sus colegas diplomáticos no osan decir ni en los pasillos de las organizaciones internacionales. Un ejemplo: "Un niño que muere de hambre en la actualidad es un asesinato". Otro: "Somos democracias, pero practicamos un fascismo exterior". Ziegler es un hombre que argumenta cada frase con cifras o citas de grandes intelectuales, como ese grito de dolor del poeta anticolonialista Aimé Césaire: "Vivo en una herida sagrada / Vivo en un querer oscuro / Vivo en un largo silencio". De esa herida habla Ziegler en su último libro, El odio a Occidente (Península), un título que responsabiliza a los países desarrollados de los males del mundo. El escritor no pierde la esperanza y aspira a una "revolución para acabar con el orden caníbal del mundo". En la portada de su ensayo, la "i" de la palabra "odio" es una bomba con detonador. Queda un solo segundo para que estalle.





¿Tan mal va el mundo?
Jamás en la historia un emperador o un rey ha tenido tanto poder como el que posee la oligarquía del poder financiero en la actualidad. Son las bolsas que deciden quién vive y quién muere. Pueden comer 12.000 millones de personas, el doble de la población mundial. Pero cada cinco segundos un niño menor de 10 años muere de hambre. ¡Es un asesinato!
¿De ahí viene el odio del que habla? ¿Por qué nos odian?
Hay que distinguir dos tipos de odio. Uno, primero, patológico, como el de al-Qaida, que asesina a inocentes con bombas. Pero nada justifica esta violencia, ¡nada! Y de eso no trata mi libro. Me refiero a un odio meditado, que pide justicia y compensación, que llama a romper con el sistema estructural del mundo, dominado por el capitalismo.
¿De la crisis no hemos aprendido nada?
¿Lecciones? Es peor aún: esos bandidos especuladores que provocaron la crisis y la quiebra del sistema occidental atacan ahora productos como el arroz y el trigo. Hay miles de víctimas más que antes. Hay que sentar a esos especuladores en el banquillo. ¡Hay que celebrar un Núremberg para ellos!



Usted trabaja en la ONU. ¿No cree en el papel de la comunidad internacional?
El mero hecho de que la comunidad internacional sea consciente de los problemas del mundo es positivo. Los Objetivos del Milenio no se han cumplido, pero no soy una persona escéptica.
¿No cree, sin embargo, que a Occidente sólo le interesa Occidente y que mantiene adrede al Tercer Mundo en la pobreza?
¡Es verdad! Pero no se trata de donar más, sino de robar menos. En África se pueden encontrar productos europeos más baratos que los locales, mientras que la gente se mata trabajando. ¡La hipocresía de los europeos es bestial! Nosotros generamos hambre en África, pero cuando los inmigrantes llegan a nuestras costas en pateras, los echamos. ¡Para acabar con el hambre, se necesita una revolución!




¿En Occidente? ¿Esto es posible?
La sociedad civil se ha despertado. Hay movimientos como Attac, Greanpeace y otros que hacen una crítica radical del orden mundial. En Occidente tenemos democracias, pero practicamos un fascismo exterior. Aunque en democracia no hay nada imposible. "El revolucionario debe ser capaz de oír la hierba crecer", dijo Karl Marx.
En su libro habla de la Bolivia de Evo Morales como ejemplo.
Es un caso ejemplar. Por primera vez en su historia, el pueblo boliviano eligió como presidente a uno de ellos, un indígena aymara. Y en seis meses expulsaron a las empresas privadas que se quedaban con todos los beneficios de las energías del país. El Gobierno pudo con esos millones ganados lanzar programas sociales y Bolivia es ahora un Estado floreciente y, sobre todo, soberano. Ojo, no soy un ingenuo, pero en Bolivia la memoria herida del pueblo se convirtió en una lucha política, en una insurrección identitaria.
En otros términos, Morales se merecía más el Nobel de la Paz que Obama.
¡Claro! El Nobel de Obama era ridículo, era una operación de marketing.
¿Obama no traía consigo ninguna esperanza?
Ver una cara negra de presidente de Estados Unidos en la portada de grandes revistas ha sido increíble, sobre todo porque el bisabuelo de la esposa de Obama era un esclavo. Pero sólo es un símbolo. El imperio estadounidense son tres cosas: la industria del armamento, Wall Street y el lobby sionista. Obama sabe que si toca alguno de los tres está muerto. Y no lo hará. La esperanza viene de la sociedad civil. Si se consigue crear una alianza planetaria de todos los movimientos de emancipación, de Occidente y del Sur, entonces habrá una revolución mundial, una revolución capaz de acabar con el orden caníbal del mundo.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/353711/es-preciso-un-nuremberg-de-los-especuladores
rCR


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martes, diciembre 21, 2010

sábado, diciembre 11, 2010

UNA ENTREVISTA MUY ESCLARECEDORA

Marcos Camacho, más conocido por el sobrenombre de Marcola, es el máximo dirigente de una organización criminal de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC).

O Globo: ¿Usted es del PRIMER COMANDO DE LA CAPITAL (PCC)?
Marcola: Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre "la belleza de esas montañas al amanecer", esas cosas…
Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de su conciencia social.

O Globo: Pero la solución sería…
Marcola: ¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de "solución" ya es un error. ¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una "tiranía esclarecida" que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta "conference calls" entre presidiarios…). Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una transformación psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución.

O Globo: ¿Usted no tiene miedo de morir?
Marcola: Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva "especie", ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.
La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común.
¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho; leí 3.000 libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país.
No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria.
La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes.

O Globo: ¿Qué cambió en las periferias?
Marcola: Mangos. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y "colocado en el microondas".
Ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes.
Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transformaron en "super stars" del crimen. Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos "globales". Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros "clientes". Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos.

O Globo: ¿Pero, qué debemos hacer?
Marcola: Les voy a dar una idea, aunque sea en contra mía. ¡Agarren a "los barones del polvo" (cocaína)! Hay diputados, senadores, empresarios, hay ex presidentes en el medio de la cocaína y de las armas. ¿Pero, quién va a hacer eso? ¿El ejército? ¿Con qué plata? No tienen dinero ni para comida de los reclutas. Estoy leyendo "Sobre la guerra", de Klausewitz. No hay perspectiva de éxito. Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones. Tenemos hasta misiles anti-tanque. Si embroman, van a salir unos Stinger. Para acabar con nosotros… solamente con una bomba atómica en las villas miseria. ¿Ya pensó? ¿Ipanema radiactiva?

O Globo: Pero… ¿No habrá una solución?
Marcola: Ustedes sólo pueden llegar a algún suceso si desisten de defender la "normalidad". No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero para ser franco, en serio, en la moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Sólo la mierda. Y nosotros ya trabajamos dentro de ella. Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: "Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno".

(GENTILEZA DE SOQUIS)
 
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