domingo, octubre 21, 2007

NO MIREN AL BUSCADOR DE SONRISAS.


Era un idealista al que le gustaba llegar tarde a las citas tan solo por llevarle la contraria a los relojes. Bien mirado, no los detestaba porque era admirador de la sofisticación de sus mecanismos. Mejor diríamos que nunca comprendió esta terca manía de medir el tiempo, tan de la entraña de quienes necesitan ganarse la vida y salir adelante. Para él, las estaciones temporales se relacionaban con los amaneceres, los crepúsculos, con comer cuando sentía hambre, dormir cuando el cansancio lo acosaba y satisfacer las otras demandas de su cuerpo cuando era menester.
Le gustaba andar descalzo, correr sobre hierba fresca, tostado por el sol, aspirando el aroma de las flores, sintiendose inundado por efluvios de monte adentro, los ojos tiernos, casi sonrientes, pero de un modo indefinible, tristes. Nunca pudo tener ojos de gato, como los muchachos que iban a ser hombres de negocios al crecer, ni tuvo esa apariencia de elástica dureza que caracteriza a los deportistas.
El era definitivamente un soñador, ajeno a toda competencia. Le gustaba tenderse, sereno y relajado, sobre un verde prado en alguna colina con buena vista, escuchando a los pájaros conversar entre las ramas de árboles pacientes que le hacían compañía con su amabilidad tranquilizadora de maestros ancestrales y dejar que su pensamiento se marchara volando por esos campos de Dios, tan llenos de vida y de misterio, pero tan secretamente suyos.
Era un romántico perdido, amante de la música, especialista en percibir belleza, enamorado de las hadas, volador empedernido que surcaba con confianza los humos nacarados y las nieblas misteriosas y profundas. Vibraba suavemente en las mañanas, antes de salir a gozar de su cuerpo ejercitándolo entre la brisa y el sol; entre los ritmos energéticos de la naturaleza y los suyos propios buscaba la armonía que lo convertía en justicia vestida de belleza, concentrada en una sonrisa invencible y un corazón amoroso.
Cuando las tardes eran grises y húmedas él salía a redescubrir el encanto momentáneo de efímeras gotitas de agua sobre las tersas pieles de pétalos y hierbas.
Se moría por un vino bien sazonado o una puesta de sol. Desde niño fue adicto observador de estrellas; le encantaba mirar con atención el mundo : notar con asombrado deleite los cambios casi imperceptibles de la luz y los colores; embriagarse con imágenes naturales que nutrían con abundancia su mente creadora. Su juego favorito era soñar : armar un mundo con su fantasía, construír viviendas de vivos colores como un arcoiris habitable; hablar muy quedo con las plantas y los insectos, o, contemplar las nubes en tardes azules de algodón y viento. No había entonces mariposa más alegre y fugaz sobre el mundo.Entonces dibujaba, danzaba o escribía poemas.
Por todo esto no era de extrañar su aislamiento y soledad. Ninguna confianza inspiraba su conducta entre los normales y decentes ciudadanos del modus vivendi establecido, quienes opinaban que era , al menos, perturbador en sus costumbres.
Su estampa incierta de soñador trasvestista, Su cabello al viento, la flor sobre la oreja, la túnica transparentada por la luz que dejaba entrever sus formas juveniles y andróginas, apartaron de su lado a todos los que tenían temor de ser libres, a todos los que deseaban ser aprobados por la sociedad y temían más que a la muerte el descrédito de parecerse a él, de ser confundidos con él, y, aunque en sus entrañas aleteara, desesperado , el deseo de acercarse y tocarlo, de escucharlo cantar o de contarle secretos profundos, lo reprimían furiosos, volviendo el rostro hacia el lado cobarde de la existencia, tan gris , tan mustio....tan seguro. Evitando con deliberación hipócrita la mirada transparente y amorosa y asesinando con alevosía en sus corazones todo brote de sonrisa inocente, toda posibilidad de acercamiento, de calidez fecunda.....de florecer por un momento.
La certeza terrible de que a la gente le daba miedo ser auténtica , de que se prosternaban aterrorizados ante lo inesperado, lo sorprendente, desconocido e incierto de la espontaneidad y la frescura, lo mantenía alejado de todos porque él se permitía ser bello y vulnerable. El que era experto de los neblinosos parajes en que la verdad anda suelta en estado salvaje, esperando a los valientes que se atrevan a copular con ella para quedar embarazados de libertad y deseos de sonreir perennemente. Para él lo más importante era la sonrisa, la propia y la ajena, la sonrisa alegre y tranquila de los que tienen paz interior, de los que saben amar y permiten que los amen. Esa sonrisa era para él más importante que el alimento, la deseaba más que los aromas o el beso.
La escases de sonrisas lo fue volviendo taciturno y reconcentrado. De a poco se fue convirtiendo en obseso buscador de sonrisas. Merodeaba por oficinas, calles, aulas, por parques y avenidas, buscando una mirada inocente, reburujando el mundo por una palabra dulce acompañada de sonrisa pura. En cada nueva derrota se iba haciendo transparente de tristeza. Se escabullía entonces entre las brumas de la tarde, haciendose uno con la noche, despidiendo el fulgor de sus buenos pensamientos y el brillo intenso de su bondad. A fuerza de caminar por las noches urbanas su estatus luminoso llamó la atención indeseada y algunos comerciantes pretendieron usarlo como anuncio publicitario, pretensión vana, por supuesto.

Ahora que está muerto y yace ahí atravesado por el odio de algún fanático del desamor y el miedo, su rostro , dulce , pálido y sonriente, nos hace recordar que pudimos ser sus amigos, que tan solo buscaba amor en las sonrisas, que tal vez pudimos aprender con él a amar la vida.
Tal vez vivirá por algunos dias en algunas memorias. Lo que es seguro es que su palpable ausencia hará el mundo más duro , más amargo, tal vez más oscuro. Sumido aquí y ahora en el letargo definitivo, quienes alcanzamos a asimilar algo de su belleza lo despedimos acongojados y recomendamos a los temerosos que no se atrevieron a amarlo : ¡ No miren al buscador de sonrisas !

( Dedicado a todos aquellos soñadores y utópicos que en el mundo han sido )

1 comentario:

Anónimo dijo...

oleeeeeeee

 
Philosophy Blogs - Blog Top Sites